El cross docking es un sistema logístico en el que las mercancías se reciben en un centro de distribución y se clasifican y reorganizan para mandarlas directamente a su destino final. Esta técnica permite eliminar (o reducir) la fase de almacenamiento, por lo que la distribución de la mercancía es más rápida.
Las centrales de distribución se posicionan como el núcleo de la actividad. Los transportistas de las empresas proveedoras entregan aquí sus productos, para que se clasifiquen según su punto de destino. Después, se vuelven a cargar en camiones o furgonetas que las conducirán hasta el lugar de la entrega o hasta un hub intermedio.
Existen tres tipos principales de cross-docking, que se diferencian en función de dónde y quiénes llevan a cabo la clasificación de la carga.
Es la modalidad más sencilla y fácil de implementar. En este sistema, el proveedor carga en los camiones la mercancía ya separada según los diferentes destinos. De esta forma, cuando llega al centro de distribución, los trabajadores solo deben descargarla y colocarla de nuevo en los camiones correspondientes.
Este es el esquema más común dentro del sector logístico. Las cargas llegan al hub central desde su punto de origen sin organizar, por lo que son conducidas a una zona específica para su acondicionamiento. Allí se clasifican correctamente para poder enviarlas a su destino final.
Se trata de un sistema más complejo que los anteriores, ya que este sí contempla que algunas mercancías estén almacenadas durante un tiempo. A la hora de preparar los envíos finales, se combinan tanto las cargas recién llegadas al centro como las que han permanecido en el almacén.
Este modelo requiere mucha más planificación y coordinación entre las distintas partes de la cadena, pero también ofrece una mayor flexibilidad ante imprevistos.
Agilizar la manipulación de las mercancías puede ser la ventaja más evidente del cross docking, pero no es la única. Cuando se gestiona correctamente, este sistema logístico beneficia de muchas formas a todos los implicados, desde proveedores hasta consumidores finales.
Al reducir o eliminar completamente la fase de almacenamiento de los productos, los costes ligados a esta actividad disminuyen. Así, las empresas pueden ahorrar en espacio y personal de almacén, maquinaria de distribución y tareas de inventario, y enfocar sus recursos en áreas más importantes para su actividad.
El cross docking elimina diversos pasos de la cadena logística tradicional. Como —en la mayoría de los casos— la mercancía no llega a almacenarse, el tiempo que se tarda en expedir los envíos es menor.
Esta reducción de los tiempos de entrega se traduce en una mejora del servicio al cliente. Además, lo convierte en un modelo ideal para el transporte de productos perecederos o envíos urgentes.
Con la implementación del cross docking, las empresas se pueden adaptar más fácilmente a las condiciones del mercado. La demanda de cualquier producto puede fluctuar por una amplia variedad de razones; frente a este cambio, el cross docking permite ajustar con agilidad el inventario y el volumen de los envíos.
Aunque todo el personal implicado en la cadena de suministro trabaje con cuidado, siempre es posible que se produzca algún daño en la mercancía. Sin embargo, el cross docking reduce el número de operaciones que se llevan a cabo durante el transporte. De esta manera, los bienes están menos tiempo en el almacén y pasan por menos manos, por lo que es más probable que lleguen a su destino en buenas condiciones.
Hemos articulado nuestra red de paletería en torno al cross docking, ya que permite a nuestras delegaciones una mayor flexibilidad y agilidad a la hora de distribuir su mercancía paletizada.
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